jueves, 22 de enero de 2015

Septiembre '44

Ubicado en el Estado de Oaxaca. Hoy una ciudad próspera, poco arraigada al turismo y muy afín al campo laboral.

El 27 de septiembre de 1944 la ciudad de Tuxtepec estuvo en los ojos de un horripilante suceso, la inundación que marcaría para siempre a sus residentes y que dejó, en su totalidad, desaparecido del mapa a dicho lugar. Todo fue producto del desbordamiento del río Papaloapan, lo cual provocó que el agua alcanzara desde 4 hasta más de 9 metros sobre la superficie de la ciudad, estos niveles no descendieron hasta después de tres días (aproximadamente).

Se dice que en cifras, los daños fueron de 30 millones de pesos mexicanos. Fue tanto así la afectación que, México la consideró como su peor desdicha en ese siglo, sin embargo infortunadamente, después llegaría algo que le superaría y golpearía todavía más fuerte a México, el terremoto del '85...

Después...  

A medida que el descenso del agua lo permitía, comenzaron a dejarse ver los cientos de cuerpos de personas que no pudieron salvarse o por lo menos haber sido evacuadas. En realidad no hubo tiempo para nada de eso en las distintas zonas de riesgo. Todo fue por sorpresa.


Mexicanos que se comportaron como hermanos...

Veracruz, apoyó íntegramente. En este caso el presidente municipal de Tierra Blanca, quien de inmediato sin pensárselo dos veces acudió a ayudar directamente, proporcionando ferrocarriles nacionales para trasladar a cientos de damnificados al Estado de Veracruz. Fue sin duda un momento que logró ese hermanamiento entre dos ciudades de distintos Estados. 

Leyendo sobre este acto heroico en Internet, encontré que incluso hay un árbol que plantaron en el parque principal de Tierra Blanca en honor a las víctimas y también de los héroes que se arriesgaron.

Lo que queda de aquél día...

Una placa conmemorativa, un monumento, un edificio y el recuerdo de quienes lo vivieron en carne propia (supervivientes).

Siempre me han gustado las anclas, pero ésta es la única que no. Evoca tristeza y desgracia.

Otra toma más cerca para poder leer lo que dice.
Uno de los pocos lugares que sirvieron para sobrevivir, fue la azotea de ese edificio. En la actualidad, el primer piso es Elektra (una tienda) y el segundo piso cuenta con un restaurante muy familiar.

En el pasillo, antes de subir las escaleras que te conducen al segundo piso, hay una placa muy breve que igualmente relata lo ocurrido aquel fatídico mes de septiembre.

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